Para las mujeres artistas, la verdad más obvia es que la decisión de tener hijos es irrevocable. Cuando ya la has tomado, estás pillada para siempre; la vida ya no será nunca igual, cuando te has puesto, como dice con acierto Simone de Beauvoir, al servicio de la especie. Ya no te perteneces. Se acaba el tiempo, la energía, el cuerpo, el espíritu y la libertad. No obstante, no te falta aquello por lo que rezó W. B. Yeats: una vida interesante.

