Los traumas, no solo los de la guerra sino los de cualquier hecho lo bastante significativo como para perturbar el equilibrio emocional de nuestra familia (un delito, un suicidio, una muerte temprana o una pérdida repentina o inesperada), pueden llevarnos a revivir (en el sentido de volver a vivir) síntomas de traumas del pasado. Dice Sack: «El trauma se extiende por la sociedad, además de intrageneracionalmente»62.

