Hector Daniel  Tenezaca

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Movidos por nuestro miedo y por nuestra ansiedad, solemos intentar controlar el entorno para sentirnos seguros. Esto se debe a que cuando éramos pequeños teníamos muy poco control, y seguramente no disponíamos de un lugar seguro para refugiarnos de las emociones intensas que sentíamos. Las lesiones del vínculo pueden reproducirse a lo largo de las generaciones si no cambiamos conscientemente la pauta.
Este dolor no es mío
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