«El inconsciente insiste, se repite y casi tira la puerta abajo con tal de hacerse oír. La única manera que tienes de oírlo, de invitarlo a pasar, es dejar de echarle cosas encima (que suelen ser tus propias ideas) y, en vez de ello, escuchar lo impronunciable, que está en todas partes, en el habla, en las representaciones, en los sueños y en el cuerpo»




