Entonces tendía una mirada angustiada en rededor, hacia sus compañeros que tomaban notas, que levantaban la mano para participar en las discusiones, incluso para llevarle la contraria al catedrático, y le parecía que todos eran más listos y estaban mejor preparados que ella, y que les esperaba un futuro brillante y a ella uno doméstico, monótono, de persona que no interesa ni gusta a nadie, de persona que experimenta vivo rechazo de sí misma delante del espejo.