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¿Incendiaría su propia ciudad, con su torre palaciega en medio? Qué pregunta más tonta, Apolo. Nerón ya lo había hecho antes. Pregúntale a la antigua Roma.
No es fácil oponerse a los tiranos ni huir de ellos, sobre todo cuando dependes de esos individuos para todo.
A la gente le gustaba que la viesen, aunque fuesen los fríos y crueles ojos del destino.
Cuando me había dicho que no olvidase lo que era ser humano, se refería a crecer a partir del dolor y la tragedia, a superarlo, a aprender de ello.
Ser humano equivale a avanzar, adaptarte, creer en tu capacidad para mejorar las cosas. Esa es la única forma de lograr que el dolor y el sacrificio tengan algún sentido.
Solo digo... que negociar con el guardián de las estrellas tiene un precio. A veces tú tienes que pagar ese precio. Y otras tienes que dejar que otra persona lo pague.
Sentí una oleada de gratitud y exasperación. Esos tontos y encantadores semidioses griegos, esos valientes y maravillosos insensatos. Me dieron ganas de pegarles a todos un puñetazo y luego darles un fuerte abrazo.
—Todos tenemos el deber de rescatarnos unos a otros, ¿no crees?
—Fe en nuestra capacidad para escribir nuestras propias historias, al margen de lo que nos deparen las Moiras.

