Lo fundamental es que los humanos son animales irracionales que creen equivocadamente que se sirven de la lógica y la razón para tomar decisiones. La realidad, como la ciencia ha demostrado de mil modos diferentes, es que tomamos rutinariamente decisiones irracionales y luego nos esforzamos por racionalizarlas. Por eso las personas que no están de acuerdo con nosotros no solo parecen a menudo equivocadas, sino que están chifladas. Y algo muy importante: esas personas piensan lo mismo de nosotros16.

