Soy una prisionera y una víctima cuando minimizo o niego mi dolor; y una prisionera y una víctima cuando me aferro al arrepentimiento. El arrepentimiento es el deseo de cambiar el pasado. Es lo que percibimos cuando no logramos reconocer nuestra impotencia, que algo ya ha sucedido y que no podemos cambiarlo ni un ápice.