Pero la culpa te atasca. Se inspira en la vergüenza: cuando crees que no eres digno; cuando piensas que no eres suficiente, que nada basta, hagas lo que hagas. La culpa y la vergüenza pueden ser extenuantes, pero no reflejan de verdad quiénes somos. Son una mentalidad que escogemos y en la que encallamos.