Muchas veces digo que el «amor» es una palabra prácticamente sinónima de tiempo. Tiempo. Aunque nuestros recursos internos son ilimitados, nuestro tiempo y energía son limitados. Se agotan. Si trabajas o estudias; si tienes hijos, una relación o amistades; si estás en un voluntariado, haces deporte o estás en un club de lectura, un grupo de ayuda o un lugar de culto; si cuidas de un padre mayor o de alguien con necesidades médicas o especiales, ¿cómo planificas tu tiempo para no abandonarte? ¿Cuándo descansas y cargas las pilas? ¿Cómo creas un equilibrio entre trabajar, amar y jugar?