Ledda Danae Danae

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Le dije a Iris: —Igual creciste muy deprisa. Te convertiste en una niña adulta y empezaste a cuidar de otras personas, a ser la responsable. Y a sentirte culpable porque, hicieras lo que hicieras, no era suficiente. Asintió con los ojos bañados en lágrimas. —Pues bien, ahora decide: ¿cuándo es suficiente?
En Auschwitz no había Prozac: 12 consejos de una superviviente para curar tus heridas y vivir en libertad
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