—No más noes —le dije—. Quiero darte muchos síes. Sí puedo elegir. Sí tengo una vida que vivir. Sí tengo un papel que desempeñar. Sí vivo en el presente. Sí presto atención a lo que estoy haciendo y coincide a la perfección con los objetivos que me he marcado: lo que me da placer, lo que me alegra. Quiero que practiques despertando y observando tus sentidos: mirando, tocando, oliendo, saboreando. Ahora toca sonreír. Toca reírse. Es hora de no pensar tanto en las cosas.