Aunque no hayamos vivido un suceso o un trauma perceptible que nos obligara a esforzarnos por ser amados o vistos, la mayoría podemos recordar momentos en que protegimos a otras personas o actuamos por ellas para ganarnos su aprobación. Quizás hayamos llegado a la conclusión de que nos quieren por nuestros logros, o por el papel que desempeñamos en la familia o porque cuidamos de los demás. Por desgracia, muchas familias que intentan motivar a sus hijos para que se valgan por sí mismos crean una cultura de éxito en la que aquello que el niño «es» se entrevera con aquello que «hace». A una niña
...more