Ledda Danae Danae

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Ahora reconozco que la cárcel más perjudicial está en nuestra mente y que tenemos la llave en el bolsillo. No importa lo grave que sea nuestro sufrimiento o lo sólidos que sean los barrotes, una persona puede liberarse de todo lo que la retenga. No es fácil. Pero vale muchísimo la pena.
En Auschwitz no había Prozac: 12 consejos de una superviviente para curar tus heridas y vivir en libertad
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