Quererte a ti misma también es bueno para los niños —le dije a Emily—. Cuando les demuestras que nunca te perderás a ti misma, les demuestras que ellos tampoco te van a perder. Que estás aquí ahora. Así pueden vivir su vida, sin que tengas que preocuparte por ellos, ellos por ti, etc. Preocupaciones y más preocupaciones. Diles a tus hijos y a ti misma: «Estoy aquí. Me cuido por vosotros». Les darás (y te darás a ti misma) lo que nunca has tenido: una madre sana.