Luis

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Las personas más tóxicas y aborrecibles de nuestra vida pueden ser nuestras mejores maestras. La próxima vez que estés en presencia de alguien que te fastidie o te ofenda, mírale con ternura y piensa lo siguiente: «Es humano, ni más ni menos; humano como yo». Y luego pregunta: «¿Qué has venido a enseñarme?».
En Auschwitz no había Prozac: 12 consejos de una superviviente para curar tus heridas y vivir en libertad
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