Logré regresar de El Salvador y de lo que acabó siendo una ofensiva sangrienta, aunque fallida, justo a tiempo para alzar mi mano derecha y jurar levantarme en armas por los Estados Unidos de América. Ojalá pudiera decir que me convertí en una ciudadana por un sentido de deber patriótico, pero no fue así. Me convertí en ciudadana por miedo.

