Kurdsburg era famosa por sus quesos: enormes ruedas blancas, macizas balas de cañón naranja, grandes tambores desmoronadizos entreverados de venas azules y quesitos cremosos más suaves que el terciopelo. Baronstown era célebre por sus jamones ahumados y glaseados con miel, sus lonjas de beicon, sus salchichas picantes, sus tiernos bistecs y sus pasteles de carne de venado.