Se han conocido historias sobre los infectados del centro de llamadas en Seúl. Uno de ellos tiene dos trabajos. Se levanta muy temprano para repartir mercancías y luego va al call center a cumplir con su turno de ocho horas, cuota de ventas y avalanchas de quejas de clientes. Alguien ha hecho un comentario en una red social sobre el itinerario de otra contagiada. Una tarde de viernes, al salir de su trabajo, la mujer vagó un rato a solas, fue a un local de baratijas donde compró un gorro de baño, más tarde se comió un pastelito callejero por cena y a casa. «Al principio me pareció que llevaba
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