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Cueva de los Cristales.
Para recuperarnos del resfriado no solo debemos esperar a que el sistema inmunitario acabe con el virus, sino a que el sistema inmunitario recupere la calma.
El mejor tratamiento con el que hemos dado es el zinc,
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos advierte de que los menores de dos años —las principales víctimas del resfriado— no deberían tomar jarabe para la tos.
Los rinovirus humanos pueden enseñar a nuestros sistemas inmunitarios a no reaccionar de forma exagerada frente a amenazas menores, reservando sus esfuerzos para las verdaderas amenazas.
Una teoría sostiene que determinadas cepas de la gripe provocan una respuesta tan agresiva del sistema inmunitario que acaba arrasando con
A medida que las células infectadas de VPH se reproducen, van desplazándose hacia arriba y acercándose progresivamente a su muerte.
El sistema inmunitario ayuda a mantener el equilibrio desembarazándose de algunas de las células infectadas.
de sus propias cepas diferenciadas.
universo expandido de virus en el que vivimos.
La proteína se mostraba tóxica con otras bacterias, pero no con aquellas que la habían creado.
D’Herelle informó de que ayudaban a la gente a reponerse de la disentería y del cólera.
La gente recurría a sus fagos para tratar heridas en la piel y para curar infecciones intestinales.
La idea de emplear virus vivos como medicina había perturbado a muchos médicos.
Las compañías farmacéuticas dieron la espalda a los fagos de D’Herelle y se volcaron en la producción de antibióticos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética envió cargamentos de fago en polvo y en pastillas al frente para ser distribuidos entre sus soldados infectados.
En otras palabras, tomar fagos reducía en un 3,8 por ciento las probabilidades de que un niño enfermara.
Solo el derrumbamiento de la Unión Soviética en 1989 permitió su filtración.
A diario estos fagos matan a cantidades enormes de bacterias dentro de nuestros cuerpos sin causar el menor perjuicio a la salud.
Otro motivo de preocupación despertado por los fagos es que su ataque resulta excesivamente focalizado.
Los médicos solo tienen que combinar diversas especies de fagos en un único cóctel. Los científicos del Instituto Eliava han desarrollado un apósito para heridas que está impregnado con seis fagos diferentes, el cual es capaz de matar a los seis tipos de bacterias más comunes en las infecciones de heridas cutáneas.
Estudios posteriores revelaron que las supervivientes habían adquirido mutaciones que las facultaron para resistir a los fagos.
Su margen de acción llega hasta el extremo de ser capaces de manipular el ADN del fago para crear fagos susceptibles de matar de modos nunca vistos.
Collins y Lu sintetizaron un gen para una de estas enzimas capaces de disolver biofilms y la insertaron en un fago. A continuación, modificaron el ADN del fago para que fabricara montones de enzimas tan pronto accediera al microbio huésped.
En vez de causarle cáncer, el virus se vio contenido por el sistema inmunitario del animal.
el virus podía reactivarse, causar tumores y saltar a otras aves.
La proteína viral era esencial a la hora de atraer nutrientes de la corriente sanguínea de la madre.
Durante los años siguientes, el VIH-1 grupo M se esparció por Haití, a medida que los haitianos que habían trabajado en el Congo regresaban a sus hogares después de que el país se independizara de Bélgica.
VIH en 1983, el virus ya había alcanzado la categoría de catástrofe global escondida.
Para reducir nuestro grado de desconocimiento, los científicos están analizando animales a la búsqueda de trozos de material genético procedentes de virus. Pero el hecho de que vivamos en un planeta de virus confiere a la tarea una dimensión titánica.
entre 1400 y 1800, la viruela mató a quinientos millones de personas por siglo, y esto solo en Europa.
Se calcula que más del 90 por ciento de la población nativa de América Central murió a causa de la viruela en las décadas que siguieron a la llegada de los españoles, a principios del siglo XVI.
La variolización despertó la oposición de sectores religiosos, al considerar que solo estaba en manos de Dios decidir quién se salvaba de la tan temida viruela.
La viruela pasó a ser un azote limitado a unos pocos países tropicales con deficientes sistemas de salud.
Sea como fuere, los escépticos perdieron el pulso y en 1965 la OMS lanzó el Programa Intensivo de Erradicación de la Viruela.
Brote tras bote, el virus fue vencido, hasta que Etiopía registró el último caso en 1977.