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¿Qué es una persona, sino las huellas que deja?
Lo que necesita son historias. Las historias son una forma de preservarse a sí misma. De ser recordada. Y también de olvidar.
Ha descubierto que los libros son una forma de vivir mil vidas, o de hallar la fuerza en una muy larga.
Olvidar es triste, desde luego. Pero que te olviden resulta solitario. Recordar cuando nadie más lo hace.
Cree que ser olvidada es un poco como volverse loca. Empiezas a preguntarte qué es real, si tú misma eres real. Después de todo, ¿cómo puede ser real algo si nadie es capaz de recordarlo? Es como ese koan Zen, el del árbol que cae en el bosque… Si nadie lo oyó caer, ¿ocurrió? Si alguien es incapaz de dejar una huella, ¿existe?
este no puede ser el futuro que borró su pasado.
y piensa, no por primera vez y desde luego no por última, lo sencillo que sería ser un hombre, con qué facilidad se mueven por el mundo y qué poco se les pide a cambio.
Si vives lo suficiente, aprendes a leer a las personas. A abrirlas como a un libro; y te das cuenta de que algunos fragmentos están subrayados, y otros, escondidos entre líneas.
Aut viam inveniam aut faciam,
O encontraré un camino o lo haré
Las ideas son más indómitas que los recuerdos.
—Hacía mucho tiempo que no sentía el deseo de permanecer en un sitio —le confiesa Luc. Ella contempla la ventana y vislumbra los primeros indicios de luz. —Pues quédate. —No puedo —responde él—. Soy un ser de las tinieblas. Addie apoya su cabeza en una mano. —¿Te desvanecerás con el sol? —Simplemente me retiraré a la oscuridad. Addie se pone en pie, se dirige a la ventana y cierra las cortinas, sumiendo la habitación de nuevo en una negrura sin luz. —Ya está —dice ella, volviendo a tientas a la cama—. Mira cuánta oscuridad hay ahora. Luc deja escapar una risa suave y hermosa, y tira de ella
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—La expresión de asombro en tus ojos al presenciar algo nuevo. Supe entonces que nunca sería capaz de ganar.
la mente deja marchar el pasado para hacer hueco al futuro.
