Id a vuestros campos y a vuestros jardines: allí veréis que el placer de la abeja es libar la miel de la flor. Mas también el placer de la flor es brindar esa miel a la abeja. Porque para la abeja una flor es una fuente de vida. Y para la flor una abeja es un mensajero de amor. Y para ambos, abeja y flor, dar y recibir el placer son una necesidad y un éxtasis.

