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Kindle Notes & Highlights
Muchos han sido los días del dolor que pasé entre sus muros y largas las noches de soledad infinita… ¿Quién puede separarse sin pena de su dolor y de su soledad?
«Cuando el amor os llegue, seguidlo. Aunque sus senderos sean arduos y penosos.
El amor no posee ni quiere ser poseído. Porque el amor se basta en el amor.
»Cuando améis, no digáis: “Dios está en mi corazón”, sino “Estoy en el corazón de Dios”.
Ofreced vuestro corazón, pero no para que se adueñen de él.
Y permaneced juntos, mas no demasiado juntos: Porque los pilares sostienen el templo, pero están separados. Y ni el roble ni el ciprés crecen el uno a la sombra del otro».
Y aunque estén a vuestro lado, no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor; no vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis esforzaros por ser como ellos, mas no tratéis de hacerlos como vosotros: porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
«Dais muy poco cuando lo que dais es de vuestro patrimonio. Sólo dais realmente cuando dais algo de vosotros mismos.
Bueno es dar cuando os piden, pero mejor es dar antes, movidos del propio corazón.
»A menudo decís: Yo daría, pero sólo a quien lo merezca. Los árboles de vuestro huerto no hablan así, ni los rebaños de vuestros campos.
Cuando tembléis de alegría, mirad en lo hondo de vuestro corazón y comprobaréis entonces que sólo lo que os ha dado tristeza os está devolviendo alegría.
Cuando tembléis de tristeza, mirad nuevamente en vuestro corazón, y comprobaréis que estáis llorando por lo que antes fuera vuestra alegría.
no podréis imponer el remordimiento en el corazón del inocente, ni hacerlo desaparecer del corazón del culpable.
»Cuando vuestro amigo os manifieste su pensamiento, no temáis el “no” en vuestra cabeza, ni retengáis el “sí”.
¿qué amigo sería aquel que tuvierais que buscaros para matar las horas? Buscadlo para vivir las horas.
»Sois buenos cuando vais hacia vuestra meta con paso firme y audaz. Pero no sois malos cuando os dirigís a ella cojeando. Ni siquiera los que cojean retroceden.
Porque el que es verdaderamente bueno no pregunta al desnudo: “¿Dónde está tu ropa?”, ni al vagabundo “¿Qué le ha pasado a tu casa?”».
Nada podemos pedirte, porque Tú sabes nuestras necesidades antes de que nazcan en nosotros.
Id a vuestros campos y a vuestros jardines: allí veréis que el placer de la abeja es libar la miel de la flor. Mas también el placer de la flor es brindar esa miel a la abeja. Porque para la abeja una flor es una fuente de vida. Y para la flor una abeja es un mensajero de amor. Y para ambos, abeja y flor, dar y recibir el placer son una necesidad y un éxtasis.

