«… y verás por qué no podía aceptar su proposición. Era demasiado grosero y siempre estaba de un humor de perros. Me gustaría casarme con un hombre refinado y considerado que me tratara como a una reina. O, al menos, como a una princesa. Estarás de acuerdo conmigo en que lo que pido no es descabellado.»