Con frecuencia puedes descubrir los hábitos umbral que te conducirán al resultado deseado clasificando tus metas con una escala que vaya de lo «muy sencillo» a lo «muy difícil». Por ejemplo, correr un maratón es muy difícil. Correr 5 km es difícil. Caminar 10.000 pasos es moderadamente difícil. Caminar diez minutos es sencillo. Y ponerte las zapatillas es sumamente sencillo. Tu meta puede ser correr un maratón, pero tu hábito umbral es ponerte las zapatillas. Así es como sigues la regla de los dos minutos.