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Los Ángeles está lleno de hombres esperando a que alguna chica ingenua se crea sus mierdas.
no quería ser una marioneta subida al escenario cantando las canciones de otros. Quería hacer lo mío. Quería cantar mis propias canciones.
—Soy una artista —le dije—. Así que, o me dejáis grabar el disco que yo quiero, o no pienso ir a ninguna parte. Nunca.
un artista que se pone tiquismiquis con las condiciones no es un artista, es un imbécil.
Fue una lección muy importante para mí siendo aún muy joven: la diferencia entre que te regalaran cosas y ganártelas. Estaba tan acostumbrada a recibir que no sabía lo importante que es para el alma ganarte algo.
Dije que se parecía a mí pero que no se parecía a mí y que no tenía ni idea de si eso era genial u horrible o algo a medio camino entre ambos. Teddy se rio y dijo que empezaba a hablar como una artista, y eso me gustó.
«El rock va de montárselo con una tía por primera vez, no de hacer el amor con tu mujer».
Era un mundo de hombres. El mundo entero era un mundo de hombres, pero la industria discográfica...
parecía que había dos formas de lograrla: o actuabas como uno de los chicos, que era la manera que yo había encontrado, o te dedicabas a coquetear y a pestañear. Eso les gustaba.
Cuando empecé en la música, quise tocar la guitarra eléctrica, pero en vez de eso mi padre me apuntó a clases de piano. Con eso no pretendía decir nada, simplemente pensó que las chicas lo que tocan es el piano.
Yo llevaba lo que quería cuando quería. Hacía lo que quería con quien quería. Y si a alguien no le gustaba, se podía ir a la mierda.
Algo me dice que los hombres no hacen eso. Cuando están allí de pie amenazando a una mujer, dudo que hagan un recuento de todos los pasos equivocados que han dado para convertirse en el gilipollas que son. Pero deberían.
«Es como si algunos fuéramos detrás de nuestras pesadillas igual que otros persiguen sus sueños».
Pues ya te puedes ir olvidando. Yo no cambio por nadie.
Ya no creo en las almas gemelas, y no busco nada. Pero, si creyera en ellas, creería que tu alma gemela es alguien que tiene todo lo que a ti te falta, y que necesita todo lo que tú tienes. No alguien con quien compartes la misma mierda.
Todos queremos que alguien sostenga el espejo en el que nos queremos mirar.
Pero amar a alguien no es ser perfecto, pasar solo buenos ratos y hacer el amor. Amar es perdonar, ser paciente, tener fe y, cada tanto, llevarte una buena hostia. Por eso es peligroso amar a la persona equivocada, amar a quien no lo merece. Tienes que estar con alguien que se merezca tu fe y tienes que ser merecedor de la fe de alguien. Eso es algo sagrado.
Camila me miró un instante y entonces dijo algo que me cambió la vida: —No te adelantes, Daisy. Eres un montón de cosas que aún desconoces.