nuestro cerebro, ese mecanismo de conexión creado con la más sutil de las sustancias, ese fino instrumento de precisión mecánica acorde con nuestro saber, es tan delicado que una venilla obstruida, un nervio afectado, una célula cansada, una molécula un poco desplazada bastan para hacer enmudecer la armonía más extraordinariamente completa, la armonía esférica de una mente.