Siente, mientras escribe, una cálida seguridad; le gustan sus frases, sus conclusiones, que no son tajantes, por el contrario, conservan un aire indeterminado, vacilante, un poco como alguien que piensa en voz alta. Relee sus primeras notas y a veces discrepa consigo misma y eso le encanta, siempre le ha gustado cambiar de opinión, tal vez lo que más le gusta de su trabajo es el momento en que descubre que ha cambiado de opinión.