A veces habla, como esa misma tarde, solamente español, y se siente feliz de ser capaz de comunicarse con eficacia y hasta recuerda a su histriónico profesor puertorriqueño de Advanced Spanish y piensa que estaría orgulloso de ella. Pero nunca deja de percibir la comunicación como un problema; nunca deja de pensar en las palabras, y a veces se marea y quisiera quedarse callada, en español y en inglés, indefinidamente.