More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
Se volvió reacio a toda forma de diálogo, incluso al diálogo consigo mismo, es decir, a la escritura.
aunque solo fuera para justificar sus decisiones, siempre ligeramente ensombrecidas por las dudas, lo que suena medio mal, pero está bien, porque todo es así, todo tiene sombra.
Diccionario de mierda, Real Academia Española de la concha de mi madre,
Luego estuvo media hora buscando la palabra mapuche para designar al padrastro. No la encontró.
La rabia no sirve para escribir poemas, solía pensar, pero esa tarde, mientras revisaba su obra completa escondido en el baño, comprendió que estaba equivocado; que la rabia sí servía, que había fuerza en la rabia y belleza en la fuerza.
se encerraba en el cuartito a leer libros malos, porque los buenos no hacían más que recordarle la complejidad de la vida, mientras que los malos lo tranquilizaban, lo esperanzaban, lo aletargaban.
una caminata que no conducía a ninguna parte, porque a veces se camina simplemente para recibir la purificadora oleada del viento en la cara.
–No puedes ser tan ingenuo, Vicente. ¿De verdad crees que la educación en Chile va a ser gratuita? –Eso le prometieron al país –dice Vicente, con convicción. –¿Y tú de verdad les crees? –Eso le prometieron al país. –¿Tú les crees a los políticos? –No, pero le creo al movimiento ciudadano. Y a los diputados jóvenes, a los diputados nuevos.
Claro que Vicente le teme al fracaso, justo por eso se resiste a dejarse pastorear con el resto del ganado. Fracasar sería, para él, despertar de pronto en medio de una vida insulsa, condenado a la cadena perpetua de un trabajo desgraciado.
hay veces en que resulta aconsejable o útil o necesario pensar que la persona amada lleva días o meses o años o la vida entera borracha.
cada vez que escuchaba la palabra futuro le daban ganas de vomitar.
se largó a llorar –era el llanto apagado de los forasteros, de los que no están autorizados a llorar, un llanto que podía confundirse con murmullos o con el ulular del viento o con los alaridos de unos fantasmas lejanos.
ya prácticamente todo poeta chileno ha sido alabado, es probable que con los mismos adjetivos, por Raúl Zurita, el mayor hacedor de blurbs de la poesía chilena y latinoamericana y tal vez del mundo entero. Quizás decirlo así suena mala onda, también podría decirse que Raúl Zurita es el más generoso de los poetas chilenos, de hecho hay quienes lo llaman «el buena persona».
mucho antes de aficionarse a la poesía y convertirse en un lector voraz, Vicente se volvió un acumulador de libros.
era como una herida en el pie; una herida molesta que sin embargo no le impedía en lo absoluto caminar, que no le impedía ni siquiera correr.
Supongo que leíste a Harold Bloom –dice Rocotto. –No –responde Pru, avergonzada–. ¿Es bueno? –No. –¿Debería leerlo? –No.
A veces habla, como esa misma tarde, solamente español, y se siente feliz de ser capaz de comunicarse con eficacia y hasta recuerda a su histriónico profesor puertorriqueño de Advanced Spanish y piensa que estaría orgulloso de ella. Pero nunca deja de percibir la comunicación como un problema; nunca deja de pensar en las palabras, y a veces se marea y quisiera quedarse callada, en español y en inglés, indefinidamente.
Es mejor escribir que no escribir.
Le tienen miedo a lo inútil. Todo tiene que tener un propósito. Odian el ocio, están enamorados del negocio. Le tienen miedo a la soledad. No saben estar solos.
Y es bueno saber que tu casa no está pegada a la tierra. Que sirve para la tierra y también para el mar. Es bueno que la casa tenga patas, todas las casas deberían tener patas.
para mí Neruda, Huidobro, De Rokha, Parra, Lihn y Zurita son como un solo machito idiota, alharaco y picochico»).
antes leía rápido, no era su propósito memorizar nada, ni siquiera tomaba notas y tampoco subrayaba –a lo sumo doblaba la esquina de una página para señalar pasajes especialmente relevantes o hermosos, pero tampoco lo hacía todo el tiempo, porque los libros eran para él sagrados, incluso los libros malos eran sagrados. Ahora los respeta menos, ahora los subraya sin pudor y los llena de notas y de papelitos, porque leer es su trabajo. Quizás respondería eso, coquetamente, si alguien se lo preguntara: leer es mi trabajo.
y se siente idiota y extranjero y le da risa, porque en Santiago no es, no podría nunca ser un extranjero, al contrario: mira los edificios nuevos y horribles que encuentra a su paso como quien advierte cambios feroces en su propia piel; como quien inspecciona moretones y cicatrices en sus propias piernas y brazos.
Quizás existe una palabra para designar lo contrario del duelo, lo que se siente no después de que alguien muere sino cuando reaparece; lo que se siente cuando de súbito recuperamos a alguien que había permanecido ausente hasta de nuestros sueños.
lo contrario del duelo coexiste con el duelo, es algo así como una alegría elegíaca.
le haría ver que ese es el final; que si estudiara literatura tendría que seguir estudiando por años y terminaría escribiendo un estudio de redundantes quinientas páginas que acabaría perdido en los anaqueles de una biblioteca.