León sintió que debía enojarse, que debía reclamar, al fin y al cabo esa era también su casa, pero caminaba más rápido y más liviano y eso le encantaba. Ni siquiera le interesaba tener la razón. Quería nada más que volver a ser soltero. Quería nada más que tocar la armónica tranquilo, a todo pulmón, mientras cagaba.