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La Rueda del Tiempo gira, y las eras llegan y pasan y dejan tras de sí recuerdos que se convierten en leyenda. La leyenda se difumina, deviene mito, e incluso el mito se ha olvidado mucho antes de que la era que lo vio nacer retorne de nuevo. En una era llamada la tercera era por algunos, una era que ha de venir, una era transcurrida hace mucho, comenzó a soplar un viento en las Montañas de la Niebla. El viento no fue el inicio, pues no existen comienzos ni finales en el eterno girar de la Rueda del Tiempo. Pero aquél fue un inicio.
Me opongo a que se cumpla cualquier designio del Oscuro y por ello os digo que, antes de que el Oscuro os atrape, os destruiré yo misma.
Estás enamorado de ella. —Rand la miró petrificado—. Puedo afirmarlo sin ver ninguna imagen. Ella también te quiere, pero no es para ti, ni tú para ella. No de la manera que ambos desearíais.
—Carai an Caldazar —dijo Moraine. Todos se volvieron para mirarla—. Carai an Ellisande. Al Ellisande. Por el honor del Águila Roja. Por el honor de la Rosa del Sol. La Rosa del Sol.
es sabido que los gitanos hurtan todo tipo de cosas.
—Los gitanos me ponen enfermo
«Por más que le enseñes, nunca aprenderá un cerdo a tocar la flauta».
—¡Consejos! Nadie nos recomienda a nosotros qué hay que hacer para ser un hombre. Lo somos de manera natural. —Ése —replicó Egwene— es seguramente el motivo por el que hacéis tan poco honor a vuestra condición.
a los humanos no les gusta que les recuerden la brevedad de su vida.
—No debes darte por vencido, Loial. Jamás debes rendirte. Si lo haces, es como si estuvieras muerto.
«Luz, un hombre podría ahogarse en esos ojos y sentirse dichoso de hacerlo.»
Odiaré al hombre que elijáis porque no seré yo y lo amaré si alumbra con una sonrisa vuestros labios.

