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Los espejos y la paternidad son abominables (mirrors and fatherhood are hateful) porque lo multiplican y lo divulgan».
Una de las escuelas de Tlön llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente.*2
Todos los hombres, en el vertiginoso instante del coito, son el mismo hombre. Todos los hombres que repiten una línea de Shakespeare, son William Shakespeare.
El texto de Cervantes y el de Menard son verbalmente idénticos, pero el segundo es casi infinitamente más rico. (Más ambiguo, dirán sus detractores; pero la ambigüedad es una riqueza.)
Buscaba un alma que mereciera participar en el universo.
Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.
Funes discernía continuamente los tranquilos avances de la corrupción, de las caries, de la fatiga. Notaba los progresos de la muerte, de la humedad. Era el solitario y lúcido espectador de un mundo multiforme, instantáneo y casi intolerablemente preciso.
Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer.
Nadie es alguien, un solo hombre inmortal es todos los hombres.
Yo he sido Homero; en breve, seré Nadie, como Ulises; en breve seré todos: estaré muerto.
son catorce [son infinitos]
El original dice catorce, pero sobran motivos para inferir que, en boca de Asterión, ese adjetivo numeral vale por infinitos.
Dios te libre, lector, de prólogos largos.
La amistad no es menos misteriosa que el amor o que cualquiera de las otras faces de esta confusión que es la vida.
He sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se justifica por sí sola.
—No puede ser, pero es. El número de páginas de este libro es exactamente infinito.
Pensé en el fuego, pero temí que la combustión de un libro infinito fuera parejamente infinita y sofocara de humo al planeta.
Afuera me esperaban otros sueños.
ese color azul que sólo es permitido ver en los sueños.
De un modo casi físico, Daniel Thorpe exhalaba melancolía.
La memoria del hombre no es una suma; es un desorden de posibilidades indefinidas.