Manita Corta había sido un boss despiadado, pero buena ley. Lo apodaban así por haber nacido con un bracito como de muñeca de plástico. Su madre había ingerido talidomida para lidiar con las náuseas del embarazo y al igual que muchos de los chamacos nacidos a finales de los cincuenta, en lugar del brazo izquierdo le colgaba un apéndice con una mano diminuta.

