La sustitución de palabras malsonantes por otras cercanas, como ostras, es un proceso habitual, según escribe Steven Pinker en The Stuff of Thought. Otro ejemplo es cuando mi abuela decía miércoles en lugar de mierda, o cuando alguien se caga en las muelas de otra persona para no hacerlo en sus muertos, dejando a su estirpe en paz. Jobar, lo que hacen algunos por no decir joder.