Dani

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Y durante todo este tiempo, lo divertido es que la palabra «mío», en su sentido plenamente posesivo, no puede pronunciarla un ser humano a propósito de nada. A la larga, o Nuestro Padre o el Enemigo dirán «mío» de todo lo que existe, y en especial de todos los hombres.
Cartas del diablo a su sobrino
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