—Eso suena egoísta. —¿Preocuparse por la propia felicidad es egoísta? —He dicho que suena egoísta… —Entonces preocúpese por la felicidad de los demás, no por la suya. —Pero puedo hacer ambas cosas con una cuota de sacrificio. De eso se trata el amor, ¿no? —¿Usted cree que el amor tiene que ver con el sacrificio? —No sé, a veces… —El amor y el sacrificio son cosas muy distintas, querido amigo. A menudo se confunden, eso es lo que trae complicaciones. ¿Qué diría usted que es el amor? —El amor. No sé. Tal vez es un lujo que no siempre podemos permitirnos.