(Una de las lecciones que obtuve durante la terapia de pareja, sino la única, fue esa: hay palabras, expresiones, frases que no han de decirse; por más que se apiñen en la mente y den vueltas como aguardando su turno, no permitas que salgan de tu boca, son torvas, tóxicas, su genética posee un componente venenoso que puede no solo demoler una conversación sino hasta reducir a escombros algo que parecía a todas luces un vínculo).