Esteban Martinez-Murga

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Solo la medicina, incuestionablemente necesaria para la sociedad, logró imponer un tipo de formación propia. A cambio, los médicos padecían un claro complejo de inferioridad cultural. Desde Hipócrates a Galeno, todos repetían en sus textos el mantra de que un médico también es un filósofo. No querían dejarse encerrar dentro de su esfera particular, sino que se esforzaban por mostrarse cultos y calzar en sus escritos alguna cita de los poetas imprescindibles.
El infinito en un junco
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