Esteban Martinez-Murga

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las librerías sedentarias son una anomalía moderna en una tradición sobre todo nómada y poética. Fueron viajeros quienes nutrieron de manuscritos la Biblioteca de Alejandría; mercaderes de tinta y papel quienes empujaron ideas como ruedas por la Ruta de la Seda; vendedores ambulantes de libros usados —entre otras mercancías— quienes se instalaban en posadas y en ferias hasta ayer mismo, después de recorrer grandes distancias cargados con baúles, cajas voluminosas y tenderetes de quita y pon. Hoy son los bibliobuses y los biblioburros —dependiendo de la geografía— los que mantienen viva la ...more
El infinito en un junco
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