En realidad, la leyenda del rapto de Europa es un símbolo. Detrás de la historia de la princesa arrebatada de su hogar, late un lejano recuerdo histórico: el viaje del conocimiento y la belleza oriental desde el Creciente Fértil hacia Occidente y, en particular, la llegada del alfabeto fenicio a tierras griegas. Por tanto, Europa nació al acoger las letras, los libros, la memoria. Su existencia misma está en deuda con la sabiduría secuestrada de Oriente.

