Eduardo Arriagada

13%
Flag icon
En aquel tiempo no existía todavía el comercio de libros, y solo podías conseguirlos copiándolos tú mismo (y para eso necesitabas ser un escriba profesional) o arrebatándoselos a otros como botín de guerra (y para eso necesitabas derrotar al enemigo en peligrosas batallas).
El infinito en un junco
Rate this book
Clear rating
Open Preview