Adriana Lyden

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Como él, Pitágoras, Diógenes, Buda y Jesús de Nazaret optaron por la oralidad. No obstante, todos ellos sabían leer y dominaban la escritura. En el Evangelio de san Juan, Jesús se agacha y escribe con el dedo en la arena, justo antes de lanzar su famoso desafío: «El que de vosotros no tenga pecado, que tire la primera piedra».
El infinito en un junco
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