Sánchez Acevedo Vivian

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«Aplícate a los libros. He visto al herrero en su trabajo. Sus dedos son como garras de cocodrilo. El barbero está afeitando hasta el final de la tarde y tiene que ir de calle en calle buscando a quién afeitar (…) El cortador de cañas ha de viajar al delta, después de hacer más de lo que sus brazos pueden hacer, los mosquitos lo han destrozado, y las moscas lo han matado. (…) Mira, no hay profesión que esté libre de director, excepto la de escriba. Él es el jefe. Si conoces la escritura, te irá mejor que en las profesiones de las que te he hablado. Únete a gentes distinguidas».
El infinito en un junco
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