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Kindle Notes & Highlights
«Los signos inertes de un alfabeto se vuelven significados llenos de vida en la mente. Leer y escribir alteran nuestra organización cerebral».
«El libro es, sobre todo, un recipiente donde reposa el tiempo.
Siempre me asusta escribir las primeras líneas, cruzar el umbral de un nuevo libro.
Como dice Umberto Eco, pertenece a la misma categoría que la cuchara, el martillo, la rueda o las tijeras. Una vez inventados, no se puede hacer nada mejor.
No olvidemos que el libro ha sido nuestro aliado, desde hace muchos siglos, en una guerra que no registran los manuales de historia.
La lucha por preservar nuestras creaciones valiosas: las palabras, que son apenas un soplo de aire;
buscar el rastro de todos los libros como si fueran piezas de un tesoro disperso, estaban poniendo, sin saberlo, los cimientos de nuestro mundo.
Alejandría de su época: la ciudad de los placeres y de los libros; la capital del sexo y la palabra.
Alejandría de Egipto nació, no podía ser menos, de un sueño literario, de un susurro homérico.
La pasión del coleccionista de libros se parece a la del viajero. Toda biblioteca es un viaje; todo libro es un pasaporte sin caducidad.
La lectura, como una brújula, le abría los caminos de lo desconocido.
En un mundo caótico, adquirir libros es un acto de equilibrio al filo del abismo.
En los anaqueles de Alejandría fueron abolidas las fronteras, y allí convivieron, por fin en calma, las palabras de los griegos, los judíos, los egipcios, los iranios y los indios. Ese territorio mental fue tal vez el único espacio hospitalario para todos ellos.
en algún lugar de los anaqueles se encuentra la crónica de tu muerte. Y la historia minuciosamente detallada del porvenir.
poseer libros es un ejercicio de equilibrio sobre la cuerda floja. Un esfuerzo por unir los pedazos dispersos del universo hasta formar un conjunto dotado de sentido. Una arquitectura armoniosa frente al caos. Una escultura de arena. La guarida donde protegemos todo aquello que tememos olvidar. La memoria del mundo. Un dique contra el tsunami del tiempo.
La Biblioteca de Alejandría no nació solo para ofrecer un refugio al pasado y su herencia. Era también la avanzadilla de una sociedad que podríamos considerar globalizada, como la nuestra.
un museo era un recinto sagrado en honor de las musas, las hijas de la Memoria, las diosas de la inspiración.
Liceo de Aristóteles tenían su sede en bosquecillos consagrados a las musas porque el ejercicio del pensamiento y la educación podían entenderse como actos metafóricos y luminosos de culto a las nueve diosas.
El Museo de Ptolomeo llegó más lejos: fue una de las instituciones más ambiciosas del helenismo, una primitiva versión de nuestros centros de investigación, universidades y laboratorios de ideas. Se invitaba al Museo a los mej...
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El Museo y la Biblioteca formaban parte del recinto del palacio, protegidos por los muros de la fortaleza. La vida de aquellos primeros investigadores profesionales discurría en el aislamiento del espacio fortificado. Su rutina consistía en celebrar conferencias, clases y discusiones públicas, pero, por encima de todo, dominaba la silenciosa investigación. El
Simbolizaba lo que Alejandría quería ser: la ciudad-faro, el centro del eje de coordenadas, la capital de un mundo ampliado, la señal luminosa que guiaba y dirigía el rumbo de todas las navegaciones.
Leer es un ritual que implica gestos, posturas, objetos, espacios, materiales, movimientos, modulaciones de luz.
manejo de un rollo no se parece al de un libro de páginas. Al abrir un rollo, los ojos encontraban una hilera de columnas de texto, una detrás de otra, de izquierda a derecha, en la cara interior del papiro. A medida que avanzaba, el lector iba desenroscándolo con la mano derecha para acceder al texto nuevo, mientras con la mano izquierda enrollaba las columnas ya leídas. Un movimiento pausado, rítmico, interiorizado; un baile lento. Al terminar de leerse, el libro quedaba enrollado al revés, desde el final hacia el principio, y la cortesía exigía rebobinarlo —como las cintas casetes— para el
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Leer construye una comunicación íntima, una soledad sonora que a los ángeles les resulta sorprendente y milagrosa, casi sobrenatural.
Estás en silencio, recorriendo con la vista hileras de letras que tienen sentido para ti y te comunican ideas independientes del mundo que te rodea ahora mismo.
Los libros no eran una canción que se cantaba con la mente, como ahora, sino una melodía que saltaba a los labios y sonaba en voz alta. El lector se convertía en el intérprete que le prestaba sus cuerdas vocales.
Esta libertad individual, la tuya, es una conquista del pensamiento independiente frente al pensamiento tutelado, y se ha logrado paso a paso a lo largo del tiempo.
Eres un tipo muy especial de lector y desciendes de una genealogía de innovadores. Este diálogo silencioso entre tú y yo, libre y secreto, es una asombrosa invención.
fascinación por la Biblioteca de Alejandría. Nacida como un sueño —el deseo de albergar todos los saberes conocidos—, terminó adquiriendo proporciones de leyenda.
Fue este concepto de museo como lugar de exhibición el que terminó por asentarse en Europa, y no el modelo alejandrino de comunidad de sabios.
que todos podamos amar el pasado es un hecho profundamente revolucionario.
La mayoría de las tablillas que los arqueólogos han rescatado se conservan precisamente porque ardieron en las llamas de un incendio. Los libros ocultan historias increíbles de supervivencia;
A lo largo de los siglos han mantenido una conversación en susurros, un diálogo que habla de mitos y leyendas, pero también de filosofía, ciencia y leyes.
«Aplícate a los libros. He visto al herrero en su trabajo. Sus dedos son como garras de cocodrilo. El barbero está afeitando hasta el final de la tarde y tiene que ir de calle en calle buscando a quién afeitar (…) El cortador de cañas ha de viajar al delta, después de hacer más de lo que sus brazos pueden hacer, los mosquitos lo han destrozado, y las moscas lo han matado. (…) Mira, no hay profesión que esté libre de director, excepto la de escriba. Él es el jefe. Si conoces la escritura, te irá mejor que en las profesiones de las que te he hablado. Únete a gentes distinguidas».
La invención del libro es la historia de una batalla contra el tiempo para mejorar los aspectos tangibles y prácticos —la duración, el precio, la resistencia, la ligereza— del soporte físico de los textos. Cada avance, por ínfimo que pudiera parecer, incrementaba la esperanza de vida de las palabras.
El libro debe ser portátil, debe favorecer la intimidad de quien escribe y lee, debe acompañar a los lectores y caber en su equipaje.
atrajo a un grupo de sabios que formaron una comunidad paralela a la del Museo.

