Desde aquel tiempo hasta el presente, nuestra fe candorosa en las recetas para la vida ha dado de comer a muchos charlatanes de la retórica. Hoy nos inundan decálogos de autoayuda que ofrecen sus milagrosas listas del éxito: diez fórmulas para salvar nuestro matrimonio, para esculpir nuestro cuerpo o para convertirnos en personas altamente efectivas; diez claves para ser buenos padres, diez trucos para hacer el chuletón perfecto, diez frases brillantes para acabar un capítulo. El último, por desgracia, no lo compré.

