La onda expansiva del invento no afectó solo a los mercaderes, alcanzó también a muchos que, fuera de los círculos del gobierno y los colegios sacerdotales, lejos de los centinelas de la ortodoxia, pudieron por primera vez acceder a las historias de la tradición por escrito, distanciarse de su embrujo oral y empezar a dudar de ellas. Así nacieron el espíritu crítico y la literatura escrita.

