A Marianne se le llenan los ojos de lágrimas. Los cierra. Incluso en el recuerdo, este momento le parecerá siempre de una intensidad insoportable, y sabe que será así ahora mismo, mientras sucede. No ha creído nunca que fuese digna de ser amada. Pero de pronto tiene una vida nueva, y este es el primer momento de ella, y por muchos años que pasen nunca dejará de pensar: Sí, ahí fue, ahí comenzó mi vida.

