Tenerlo todo tan planificado puede parecer irritante: «¿Y qué hay de tu libertad y espontaneidad?». Pero, en realidad, un día estructurado proporciona libertad. Cuando no tienes un programa, has de estar decidiendo constantemente qué harás a continuación, y puedes distraerte pensando en lo que podrías o deberías hacer. Pero un día perfectamente planificado te da la libertad de concentrarte en cada momento. En lugar de pensar qué harás después, eres libre para concentrarte en cómo lo haces. Puedes fluir, fiándote del plan que ha diseñado tu yo pasado. ¿Cuál es el mejor momento para comprobar el
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