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de energía, él no había sido el único en realizar
Fue entonces cuando descubrí que tras el aparente caos del mundo se escondía un orden interno lógico y maravilloso, como en la música.
Porque no se puede vivir sólo de la realidad, de lo práctico... También hace falta en la vida algo superfluo, llamativo y brillante, algo bello, aunque sea de una belleza barata. La mayoría de las personas no pueden vivir sin el deslumbramiento de la belleza.
En aquella jaula o en una similar vivía, se movía y daba vueltas sin descanso desde hacía dieciséis años una fiera sutil llamada pasión y espera.
Era una cara natural e implacable a la que no era posible arrancar una sonrisa con un piropo fácil o un halago insulso. Tenía impresos recuerdos muy antiguos. Puede que ni siquiera fuesen recuerdos personales... Lo que guardaba aquella cara eran las huellas de toda una estirpe. Los ojos y la boca vivían dos vidas separadas. Los ojos negrísimos tenían los mismos brillos azulados del cabello. Una vez vi un puma en el zoológico de Dresde. Tenía los ojos como ella.
No hay ningún «consejo» que de verdad sirva de algo en la vida. Ocurre lo que tiene que ocurrir y eso es todo.
En la vida de toda persona llega un momento en que se queda sola y nadie puede ayudarla.
Eso también ocurre. Cuando al fin lo aprendemos todo,
Duermo mal, paso la mitad de las noches en vela, mirando el techo en la oscuridad con los ojos bien abiertos, tan inmóvil que a veces me parece que soy un aprendiz de muerto que practica para llegar a ser un buen difunto.
Pero un día nosotros también nos hacemos adultos y descubrimos que, en la vida, la soledad, la verdadera, la elegida conscientemente, no es un castigo, ni siquiera es una forma enfermiza y resentida de aislamiento, sino el único estado digno del ser humano.
En casa siempre había un gran silencio. Yo también me acostumbré pronto a imitar ese silencio: quien habla mucho tiene algo que esconder; en cambio, quien calla con coherencia está convencido de algo. Eso también lo aprendí de mi padre.
El amor es un egoísmo sin control. No sé si hay muchos seres que sean capaces de soportar la tiranía del amor sin sufrir heridas mortales.
Se supone que, en el fondo, el instinto no es más que una longitud de onda corta.
la soledad empieza a manifestarse a la edad correspondiente, igual que aparece la enfermedad en un organismo desgastado. Pero no ocurre de la noche a la mañana; las auténticas crisis vitales, las enfermedades, las rupturas, las relaciones marcadas por el destino no llegan en un momento concreto, no se establecen ni se anuncian, y los implicados ni siquiera advierten lo que ocurre. Cuando nos damos cuenta de los sucesos decisivos, la mayoría de las veces ya han pasado y no nos queda más remedio que aceptarlo y salir corriendo a avisar a un abogado, a un médico o a un cura. Porque la soledad
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Pero para el delirio no hay explicación. Tarde o temprano irrumpe en todas las vidas... y quizá sea muy pobre la existencia que no se ha visto arrastrada al menos una vez por la tormenta del delirio,
Hasta el gran público se interesaba por él, aunque nadie comprendía la razón, pues a sus escritos les faltaba todo lo que pudiese divertir, arrullar, tranquilizar o satisfacer a las personas. Casi parecía que no tenía en cuenta al lector, pero eso también se lo perdonaron.
Y quién sabe si en el postrer momento, cuando cierran los ojos, entienden por fin lo que querían del otro. Y quizá resulta que sólo estaban obedeciendo ciegamente una ley superior, una orden que renueva el mundo de manera constante con el aliento del amor y necesita hombres y mujeres que se apareen para perpetuar la especie... ¿Y eso es todo? Y mientras tanto ellos, pobres, ¿qué esperanza personal mantenían? ¿Qué daban al otro y qué recibían? ¿Qué misterioso equilibrio es ése? Y el sentimiento que empuja a un hombre hasta una mujer, ¿de verdad está dirigido a la persona? ¿Su objeto no será el
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El que madura se siente siempre solo.
En tu vida todo está en su sitio, los objetos, las personas, las citas de la jornada: tu relación con el mundo no parece diferente. Pero te falta algo.
Jardín y amigos, decía Epicuro; no hay otro remedio.
No existe nada más difícil en la vida que deshacer las situaciones ya consolidadas.
En la vida tardas mucho tiempo en entender a qué tienes derecho exactamente. ¿Hasta qué punto eres el dueño de tu existencia, y cuánto has vendido de tu ser y tu destino a los sentimientos y a los recuerdos?
Yo tardé años en llegar a comprender que entre tantas obligaciones existe un derecho, un derecho que no han establecido los hombres sino el Creador. Tengo derecho a morir solo, ¿entiendes?
El cuerpo humano está compuesto en un setenta por ciento de líquidos, la materia sólida sólo constituye el treinta por ciento restante. Del mismo modo, el carácter de un ser humano está compuesto en su mayor parte de orgullo; el resto es una mezcla de deseos, generosidad, miedo a la muerte y sentido del honor.
sueño, una obra de teatro de Strindberg. ¿La conoces?
Porque, ¿sabes?, el cuerpo nunca olvida, como el mar y la tierra no olvidan que una vez fueron uno.
De política, lo único que entiendo es que nadie confía en nadie y todos dicen que saben hacerlo mejor que el resto.

